martes, 26 de enero de 2010

Yo no tengo la culpa



Tras la tremenda tragedia de Haití, numerosas voces se han levantado y se siguen oyendo pidiendo ayuda, sobre todo económica o básicamente económica. Desde la extrema derecha mediática encabezada por Sáez de Buruaga y Ussía hasta las consabidas y ramplonas oeneges limosneras aplaudidas y aupadas por la ramplonería de la izquierda caviar, esa misma que habla de comunismo y anuncia si pudor ninguno cremas rejuvenecedoras que valen un “oeuf”, que dicen los franceses ( si nos referimos a la “cantante” Ana Belén). Todos aducen a que tenemos una deuda con Haití y con el tercer mundo, malamente llamado así. Que somos culpables.

Sin entrar a valorar las diversas teorías de la conspiración mediante las cuales USA y su sistema HARPP serian los responsables de la catástrofe, yo debo decir que no tengo ninguna culpa sobre la situación en Haití. Haití ya estaba en una situación muy precaria, desde hace tiempo, desde su independencia. Haití adolece de ser un país africano, con los vicios de occidente en pleno mar Caribe. Pero al parecer de los males del mundo en general y de Haití en particular, la culpa la tiene Europa. Sin resta importancia al drama originado por la catástrofe, hemos observado que los cruceros de lujo siguen llegando a Haití, que hay una clase económica muy alta que solo ha visto afectados sus palacetes en pocos destrozos, y que esta clase alta económica haitiana sigue a lo suyo sin preocuparse lo mas mínimo de sus compatriotas.

Prácticamente desde todo el mundo se han desplazado efectivos, bomberos, militares y cooperantes, tantos que corre un chiste de haitianos por ahí donde un haitiano le dice a otro: “yo no sé de dónde vamos a sacar comida para mantener a tantos cooperantes”. Esa es la realidad. Aparentar ser solidario, porque “mola”, está de moda. Hemos visto hace poco en la cadena pijo progre CUATRO como un cuarteto de pijas de las que viven en urbanizaciones de lujo se costeaban un viaje a Haití para “ayudar”, era patético verlas en el aeropuerto cargadas de joyas y con la keffia al cuello, como símbolo de solidaridad y rebeldía ¿ rebeldía contra qué? ¿ contra qué esta tragedia les va a impedir importar mano de obra barata para el servicio domestico?, porque claro todos estos solidarios pijos, tipo el cuarteto mencionado y gentes como Buruaga y Ussía lo único que conocen del tema solidaridad e inmigración es el contacto con el servicio domestico, nada más. Pero es muy “molón” ser solidario con los demás, mientras en España la gente va al paro y los bancos siguen robando con total impunidad, y de eso si somos todos culpables, sobre todo por la indolencia, porque nos llenamos la boca con la palabra SOLIDARIDAD, pero solo cuando es hacia los allende los mares, pero nunca con nuestros compatriotas.

Y siempre aduciendo lo mismo “somos culpables”. Pues no , yo soy solidario lo que haga falta, pero no soy culpable.

A. M. C

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